Hay quienes solo ven lo que está ante sus ojos y hay quienes ven más allá.
Francisco Ribero —arquitecto— y Cecilia Fortunato —comunicadora social— están dentro del segundo grupo: «Un día Francisco estaba sentado en una plaza y vio que estaba llena de deshechos. Entre ellos, las tapitas de plástico le llamaron la atención y pensó que podría transformar esa situación en algo lindo». Después de dar vueltas sobre el asunto varios días, apareció la idea germen de Pisotapitas. Comenzó a trabajar con Cecilia y juntos hicieron que la intuición se transformara en un negocio rentable (y sustentable).
CF: Cuando empezamos a trabajar juntos notamos que podíamos ofrecer una propuesta innovadora en cuanto a revestimientos aprovechando la variedad de color y formas de las tapitas. Fue ahí que nos dimos cuenta de que nuestro producto podía satisfacer las demandas de un público en busca de propuestas creativas y que a su vez aporten al cuidado del medioambiente.
CF: Una vez que surgió la idea siguió un camino de entendimiento de negocio. En ese momento nos dimos cuenta de que la parte creativa es muy pequeña en comparación con el resto de las áreas que componen lograr establecer un emprendimiento.
CF: El programa de IncuBA fue un cambio radical para pasar de idea a negocio. Estar cien por ciento del tiempo involucrados en hacer funcionar el emprendimiento genera una aceleración a la hora de tomar decisiones. Creo que fue en la incubadora donde le dimos real importancia al factor tiempo.
CF: No somos muy amigos de dar consejos en el sentido de que cada historia es muy personal. Sí podemos decir que desde nuestros errores pudimos aprender y que sin ellos hubiera sido imposible alcanzar nuestros objetivos.
CF: La creatividad es la acción ligada a la facilidad de poder plasmar en algo concreto inquietudes de ámbito interno.
Pisotapitas es, sin dudas, un ejemplo concreto de Economía Creativa en acción.