Programas de televisión que se exportan a los rincones más insólitos del planeta; productos editoriales que marcan pauta para toda la industria a nivel regional; una comunidad de ciudadanos, gobernantes, emprendedores y artistas que colaboran entre sí para construir, juntos, una ciudad en la que todos podemos vivir mejor.
De todo esto y de mucho más se trata la Economía Creativa, un modelo económico en el que las materias primas son la creatividad y el valor intelectual de las personas; un modelo que trasciende a las manufacturas y commodities como el motor que pone todo en funcionamiento y se enfoca en las personas y en su capacidad creativa puesta al servicio de cambiar la realidad que nos rodea.
Un modelo, además, que tiene números que lo respaldan. Por ejemplo, hoy en día sabemos que, en Buenos Aires, las actividades relacionadas con la Economía Creativa representan aproximadamente el 10% del PBI y el 10% del empleo. Más lejos de nosotros, pero en la misma línea, un estudio reciente reveló que las Industrias Creativas contribuyen 8,8 millones de libras esterlinas por hora a la economía del Reino Unido, lo que las convierte en el sector de más rápido crecimiento.
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Las cifras son alentadoras y, en este punto, es válido preguntarse: ¿a qué industrias se refieren estos números? En su informe sobre la Economía Creativa de 2013, la UNESCO hace una descripción minuciosa, que va desde las actividades tradicionalmente asociadas con el talento creativo —como la música, el diseño, la moda y el cine— hasta otras más modernas, como el software y los videojuegos; y a estas hay que sumarles, también, las nuevas tecnologías en sentido amplio, los emprendimientos innovadores y la ciencia aplicada a mejorar la vida de las personas.
Leé el informe de la UNESCO sobre Economía Creativa
En resumen, la economía creativa reúne a todas las áreas en las que la creatividad, la innovación y el emprendimiento brindan soluciones a problemas cotidianos y muestran nuevas formas de hacer y ver las cosas. De esta manera, generan un alto valor agregado, que se traduce en innovación e impacto social, cultural y económico.
Y esto es especialmente importante en las ciudades, espacios que por su propia naturaleza albergan cada vez menos industrias, a la par que ofrecen más servicios y generan oportunidades para que cada habitante pueda encontrar un espacio propio, dedicándose a hacer lo que le gusta y mejor le sale.
La Economía Naranja crece en Argentina
Para nosotros, en tanto argentinos, esto es a la vez importante y una excelente noticia: ya somos reconocidos en el mundo entero por nuestra creatividad y talento, que son nuestros puntos fuertes. ¡Tenemos por delante un camino lleno de oportunidades para aprovechar!
